
Reproducimos íntegro, dado su interés, el artículo del Dr. Tamames sobre las reformas economicas que España necesita ante la actual crisis y en la búsqueda de un nuevo modelo de crecimiento (hay que ver como evoluciona el PC...).
Incluimos una foto de Robert Mitchum dado lo feuco (con todo nuestro respeto y cariño) que es el Dr. Tamames.
Crisis económica 2007/2009
IV. Reformas necesarias para un nuevo modelo económico
Ramón Tamames
El pasado jueves 22 veíamos en esta columna de ESTRELLA DIGITAL la tercera entrega de nuestra miniserie sobre la crisis económica que estamos atravesando. Y hoy ofrecemos el último capítulo que como fue anunciado, se refiere a las reformas pendientes en la economía española, a efectos de ir cambiando el modelo de "ladrillo/consumo/turismo" por otro más consistente a largo plazo, basado en una mayor eficiencia en todos los órdenes. Progresivamente iremos viendo lo esencial de cuáles pueden ser esas reformas.
Unidad de mercado. Para empezar, resulta absolutamente necesario asegurar que el mercado español funcione como una unidad en toda su extensión. Garantizándola frente a los desarrollos legislativos de las CCAA, que tienden a crear compartimentaciones indeseables; en actitud contraria a los principios constitucionales (arts. 38 y 51.3), así como en relación con el mercado interior único europeo establecido en 1993.
Marco laboral. Las cuestiones laborales tienen importancia considerable para mejorar el modelo. Sobre todo en lo que concierne a una mayor integración de los trabajadores en el sistema productivo. Lo cual exige ajustes en el actual ordenamiento, comenzando por los convenios colectivos, que resultan muy poco favorables a mayores rendimientos. Otra cuestión en esta área es el ajuste de las empresas a los cambios en tecnología y coyuntura; algo que muchas veces obliga a ir a expedientes de regulación de empleo (EREs), que con frecuencia resultan técnicamente imposibles, porque la nómina ha envejecido mucho y requiere de un fuerte volumen de indemnizaciones. Un tercer tema de la economía del trabajo: el absentismo, que alcanza niveles preocupantes, de casi el 10 por ciento a escala nacional, y que en algunos sectores o regiones se eleva de manera inquietante.
Organización de empresas. Si bien se ha avanzado mucho en la organización de las empresas, todavía son muy numerosas las que no han dado el paso adelante en técnicas de empowerment, ofreciendo a sus trabajadores tareas de cada vez mayor responsabilidad. Incluyéndoles también en los círculos de calidad, para llegar al defecto cero. Como igualmente debe asegurarse el just in time, merced a la logística más adecuada. Por último, es preciso una acción mucho más permanente y consistente en el tema de las marcas, en el que somos muy deficitarios, pues son muy pocas las de nuestro país internacionalmente conocidas.
Fiscalidad. En este ámbito, ante todo, parece preciso equiparar el tipo marginal máximo del IRPF con el tipo único de Sociedades, en torno a 25/30 por ciento. En segundo lugar, habría de cancelarse definitivamente el Impuesto sobre el Patrimonio, que ha quedado obsoleto. Y por otra parte, será conveniente redondear a escala nacional la supresión, como ya lo han hecho varias CCAA, de los impuestos de sucesiones y donaciones. Un último asunto fiscal: aunque el impuesto sobre operaciones de capital se redujo hace años al 18 por ciento, todavía estamos en una situación de inferioridad frente a países de la Unión como son Holanda, Luxemburgo, Irlanda, etc.; a fin de atraer capitales foráneos, y frenar la salida de los nuestros.
Plataforma financiera y multinacionales. Es una cuestión a la que vengo refiriéndome desde hace tiempo, en la idea de que la banca española, incluida la mayoría de las cajas de ahorro, está en condiciones de constituir, junto con el Mercado Bursátil Español (el MBE, ya es el séptimo del mundo), una plataforma financiera de gran alcance, que se complementaría con las numerosas multinacionales españolas ya existentes en sectores como energía, telecos, seguros, etc. De ese modo, ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao pasarían a ser focos de impulsión de grandes proyectos internacionales.
Infraestructuras. Para intensificar la inversión -y ante la prevista disminución en la afluencia de fondos estructurales, en la lógica tendencia a convertirnos, en el 2013, en contribuyentes netos dentro de la UE-, deben completarse los sistemas de condicionalidad, para no cargar todo el coste de las infraestructuras en un sector público que ya no puede dar abasto; por las necesidades crecientes de transporte, telecos, educación, sanidad, etc.
Sector agrario. Es necesaria una mayor tecnificación del mismo, para poner a punto el potencial agrícola, ganadero y forestal de España, que se sitúa hoy muy por debajo de sus posibilidades. Algo que resulta particularmente grave, en un momento en que con la nueva política agrícola común (PAC) de la UE, se tiende a dejar todo a los albures del mercado. Precisamente, cuando más falta hace por la situación de precios elevados y escaseces de alimentos y materias primas de origen agrario.
Energía y medio ambiente. Igualmente, debe reconocerse, de una vez, sin tantas dudas farisaicas, la necesidad perentoria de ir a la construcción de nuevas centrales nucleares de quinta generación, con los sistemas de seguridad más sofisticados. No pudiendo olvidarse, ya en la faceta estricta del medio ambiente, y pensando en Kioto-2. Además, debe buscarse una mayor eficiencia energética en todos los desarrollos urbanos y fabriles, así como una preocupación creciente por las industrias de recuperación, que van a ser las mayores fuentes de energía y materias primas de cara al futuro.
Disponibilidades de suelo. Se habla continuamente de cambiar el sistema de promoción de suelo, para evitar que los ayuntamientos lo consideren un instrumento de autofinanciación, con las más graves consecuencias inflacionistas (contribuyendo a la estanflación que ya se percibe en el horizonte), y también en muchos aspectos de un urbanismo más acorde con el medio ambiente. En esa dirección, sería preciso un debate muy amplio, para encontrar una fórmula que combine el mejor funcionamiento de un mercado libre con un contorno de desarrollo urbanístico adecuado.
Administraciones públicas. España no se merece las administraciones que rigen todos sus aspectos económicos y sociales, con un intervencionismo a veces feroz, y una falta de eficiencia en muchas ocasiones pavorosa. Lo cual se debe a que ningún partido político se ha tomado en serio ir transformando lo que es una vieja maquinaria, enormemente ineficiente -y lo vemos en la justicia, la sanidad, la educación, además de los numerosos solapamientos entre la Administración General del Estado, las autonomías y los entes locales-, todo lo cual retarda los procesos de producción y de cambio. En definitiva, para cambiar ese estado de cosas, sería preciso establecer una comisión de estudios ad hoc, compuesta por empresarios, sindicalistas y consumidores.
Colofón. A lo largo de este trabajo hemos ido viendo la génesis y la evolución de la crisis económica actual, desde su foco originario en EEUU, para entrar después en el desarrollo de la misma dentro de España en el marco de la UE. Y subsiguientemente, hemos insistido en que cualesquiera que sean las medidas que en España se adopten en los próximos tiempos, lo más decisivo será ir perfeccionando el modelo económico. En la dirección de las reformas que hemos planteado como última parte de nuestro estudio.
Recomendación final. Como última reflexión, estimo que sería del máximo interés que el gobierno convocara un encuentro con el conjunto del arco parlamentario, a fin de considerar la posibilidad de una serie de acuerdos destinados a frenar los aspectos más deteriorantes de la crisis. No se trata de hacer unos nuevos Pactos de la Moncloa -aquél fue un tiempo muy distinto, y las necesidades también son ahora diferentes-, pero una convocatoria ampliamente mayoritaria en esa dirección, constituiría una buena oportunidad para que el nuevo modelo de desarrollo económico de España se asumiera como una propuesta común a todas las fuerzas económicas, sociales y políticas. Para, en definitiva, constituir un elenco de compromisos objetivos, ecuánimes y solidarios.

Al final nos hemos visto en la obligación moral ... que fuste, que mirada, una mirada del pueblo, una mirada cercana, una mirada que trasmite pensamientos profundísimos, horizontes lejanos de mundos por descubrir, ecuaciones matemáticas de dos incógnitas, y sabiduría, sabiduría en cantidades industriales.
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