elEconomista.es 11Los economistas japoneses, cada vez más preocupados por la posibilidad de que Estados Unidos pague su enorme y creciente deuda en dólares, podrían pedir que los bonos del Tesoro se emitan en yenes, según recoge el Asia Times Online. Y es que aunque ahora parece poco probable que EEUU suspenda pagos, un dólar débil podría ser una ayuda para aliviar el peso de la deuda del país. China ha superado a Japón como mayor tenedor de bonos del Tesoro de EEUU.
"No hay ninguna duda de que el dólar se debilitará", dijo al periódico asiático Eisuke Sakakibara, profesor de la Waseda University. "El dólar está fuerte ahora por razones técnicas. El dinero que las firmas estadounidenses invirtieron por el mundo está siendo repatriado, provocando una compra de dólares. Pero una vez que esto termine, la moneda volverá a bajar", añadió Sakakibara.
De hecho, los economistas japoneses ya estarían pidiendo a Obama que emita deuda en yenes y otras monedas, según el Asia Times, lo que permitiría reducir el riesgo percibido de ser tenedor de bonos estadounidenses.
Ya lo hizo Carter
Esta idea, de todas formas, no es nueva porque el presidente Jimmy Carter ya lo hizo en la década de los 70 a consecuencia de las crisis del petróleo con los denominados Bonos Carter. Además, en 1978 emitió deuda denominada en marcos alemanes y francos suizos para atraer a más inversores.
"Estados Unidos se va a ver forzado a emitir bonos denominados en monedas extranjeras", explicó Kazuo Mizuno, de Mitsubishi UFJ Securities. "Estados Unidos no puede financiarse por sí mismo. El sistema financiero estadounidense no puede sobrevivir sin inversores extranjeros. Veremos Bonos Obama en el futuro", añadió.
El yen ha sido hasta ahora una de las monedas que más se han apreciado con la crisis financiera internacional, aupado por los inversores que deshacían sus posiciones de carry trade (pedir prestado en yenes por su bajo coste y cambiarlo por otras monedas para invertir en productos que rendían más que el tipo de interés pagado en Japón).
Así, la divisa nipona ha avanzado un 15% frente al dólar, un 33% frente al euro y un 53% frente a la libra. Así, según se revaloriza el yen disminuye el valor real de los activos de deuda denominada en dólares que compraron los inversores asiáticos, algo que no ocurriría con bonos denominados en yenes.:18 - 19/11/2008
miércoles, 19 de noviembre de 2008
viernes, 7 de noviembre de 2008
Los consejos de Panasonic y Sanyo aprueban una alianza de negocio y capital
Panasonic y Sanyo acordaron hoy en sendas reuniones de sus respectivos consejos de administración comenzar el proceso para una alianza de capital y de negocio entre las dos compañías.
Sanyo se convertirá en una subsidiaria de Panasonic, compañía conocida hasta el pasado octubre como Matsushita, y la firma resultante de la suma de ambas será la mayor del sector de la electrónica japonesa.
Panasonic concretará una oferta en enero para adquirir la mayoría de las acciones de Sanyo, después de negociar con los principales accionistas, los bancos japoneses Sumitomo Mitsui y Daiwa Securities SMBC, y el estadounidense Goldman Sachs Group. En 2006 Sanyo emitió 300.000 millones de yenes (3.039 millones de dólares) en acciones preferentes que compraron los tres bancos. Si esas acciones se convirtieran en acciones comunes, la participación supondría el 70% de los derechos de voto de la compañía.
Sumitomo Mitsui y Daiwa Securities están básicamente a favor de la intención de compra de Panasonic, según las fuentes de Kyodo, pero Goldman Sachs no ha mostrado una intención clara.
Si la operación se lleva a cabo con éxito Panasonic y Sanyo deberán solucionar la duplicación de operaciones como la producción de semiconductores y electrodomésticos, pero probablemente se mantendrán tanto los sistemas de operaciones, como la fuerza laboral y la marca de Sanyo.
Sanyo se convertirá en una subsidiaria de Panasonic, compañía conocida hasta el pasado octubre como Matsushita, y la firma resultante de la suma de ambas será la mayor del sector de la electrónica japonesa.
Panasonic concretará una oferta en enero para adquirir la mayoría de las acciones de Sanyo, después de negociar con los principales accionistas, los bancos japoneses Sumitomo Mitsui y Daiwa Securities SMBC, y el estadounidense Goldman Sachs Group. En 2006 Sanyo emitió 300.000 millones de yenes (3.039 millones de dólares) en acciones preferentes que compraron los tres bancos. Si esas acciones se convirtieran en acciones comunes, la participación supondría el 70% de los derechos de voto de la compañía.
Sumitomo Mitsui y Daiwa Securities están básicamente a favor de la intención de compra de Panasonic, según las fuentes de Kyodo, pero Goldman Sachs no ha mostrado una intención clara.
Si la operación se lleva a cabo con éxito Panasonic y Sanyo deberán solucionar la duplicación de operaciones como la producción de semiconductores y electrodomésticos, pero probablemente se mantendrán tanto los sistemas de operaciones, como la fuerza laboral y la marca de Sanyo.
lunes, 3 de noviembre de 2008
Algunas lecciones de la crisis japonesa

Publicado el 03-11-2008 , por José Carlos Díez. Economista jefe de InterMoney
En 1991, la bolsa japonesa y los precios inmobiliarios se desplomaron y provocaron la peor crisis de un país desarrollado desde la Gran Depresión. El sistema bancario había financiado toda aquella locura y el desplome del valor de los colaterales provocó una quiebra sistémica, cuyo saneamiento ha costado el 15% del PIB japonés.
La principal característica de la crisis fue la inacción, tanto de los responsables de la política económica como de las empresas y de los bancos.
Cuando comenzaron a tomar medidas, el sistema financiero estaba quebrado, la economía entró en una trampa de la liquidez keynesiana, la política monetaria perdió efectividad y el policy mix de política económica fue desastroso, especialmente la política cambiaria y fiscal que acabaron neutralizando sus efectos restando efectividad a las medidas. A continuación, se va analizar las consecuencias de la crisis, que más de tres lustros después mantienen a la economía nipona al borde de la deflación.
La deflación malignaLa deflación es una patología atípica y es lógico que los economistas nos preocupemos más de proteger a las economías de la inflación que es más habitual. Pero, Japón es un ejemplo de la deflación y sus efectos deben hacer que cualquier sociedad tome las medidas que sean necesarias para protegerse de ella.
La principal característica de la crisis fue la inacción, tanto de los responsables de la política económica como de las empresas y de los bancos.
Cuando comenzaron a tomar medidas, el sistema financiero estaba quebrado, la economía entró en una trampa de la liquidez keynesiana, la política monetaria perdió efectividad y el policy mix de política económica fue desastroso, especialmente la política cambiaria y fiscal que acabaron neutralizando sus efectos restando efectividad a las medidas. A continuación, se va analizar las consecuencias de la crisis, que más de tres lustros después mantienen a la economía nipona al borde de la deflación.
La deflación malignaLa deflación es una patología atípica y es lógico que los economistas nos preocupemos más de proteger a las economías de la inflación que es más habitual. Pero, Japón es un ejemplo de la deflación y sus efectos deben hacer que cualquier sociedad tome las medidas que sean necesarias para protegerse de ella.
En el gráfico 1 se puede observar la debilidad del crecimiento de del PIB que ha registrado un crecimiento promedio anual de 1,3% desde 2001 hasta 2007. Destaca la debilidad del consumo privado y la inversión y la fortaleza de las exportaciones.
Cuando las familias tienen expectativas deflacionistas retrasan sus decisiones de consumo, especialmente de bienes duraderos, ya que esperan que al año siguiente podrán comprar los bienes más baratos.
La debilidad de consumo estanca las ventas de las empresas y la deflación de precios, junto a salarios nominales rígidos a la baja, hunde los márgenes empresariales, lo cual elimina cualquier incentivo a invertir en nuevos proyectos empresariales e incluso en proteger a la capacidad instalada de su depreciación.
Esto explica que la tesis de Keynes en la teoría General fuera que ante la contracción de la demanda efectiva, tenía que ser el gasto público el que compensase los efectos de deflación para evitar en una caída en picado de la acumulación de capital que hundiese el crecimiento potencial.
Cuando las familias tienen expectativas deflacionistas retrasan sus decisiones de consumo, especialmente de bienes duraderos, ya que esperan que al año siguiente podrán comprar los bienes más baratos.
La debilidad de consumo estanca las ventas de las empresas y la deflación de precios, junto a salarios nominales rígidos a la baja, hunde los márgenes empresariales, lo cual elimina cualquier incentivo a invertir en nuevos proyectos empresariales e incluso en proteger a la capacidad instalada de su depreciación.
Esto explica que la tesis de Keynes en la teoría General fuera que ante la contracción de la demanda efectiva, tenía que ser el gasto público el que compensase los efectos de deflación para evitar en una caída en picado de la acumulación de capital que hundiese el crecimiento potencial.
Por fortuna para Japón, la burbuja se concentró en el precio de los activos inmobiliarios y de las acciones pero no se contagió al resto del mundo, por lo que gracias a su elevada capacidad tecnológica la economía puede mantener el crecimiento y la acumulación de capital vía exportaciones. Eso libró a Japón de la pobreza extrema que si se produjo en la Gran Depresión.
En el gráfico 2 se puede observar cómo el sector público tardó varios años en implementar políticas fiscales expansivas y cuando lo hizo fue ineficaz, al no priorizar el gasto en infraestructuras y acompañarlo de medidas de liberalización de sus economías para aumentar el crecimiento potencial.
ConclusionesAunque en la actual crisis también hay deflación de activos, por fortuna hay muchas diferencias que alejan el caso japonés del escenario central, aunque el riesgo sigue existiendo. La principal es que al ser una crisis de activos, el desplome de los mercados, especialmente de las bolsas, ha hecho que la sociedad sea consciente de la gravedad de la crisis y ha favorecida la acción de los Gobiernos.
Las primeras medidas han sido apuntalar el sistema financiero y recapitalizar a los bancos más afectados, pero ahora ha llegado la hora de la política fiscal. En las últimas décadas el paradigma liberal del minimalismo público «menos estado es más» ha primado la rebaja de impuestos. A partir de ahora, la incertidumbre es máxima y la bajada de impuestos puede ser destinada por las familias al ahorro, por lo que replicaríamos la trampa de la liquidez keynesiana que ha asolado Japón.
El gasto público tiene un efecto multiplicador y acaba arras-trando al sector privado al reactivar el empleo y las rentas salariales. Lo relevante es tener presente que el Estado no puede suplantar al sector privado permanentemente y que debe priorizar el gasto en infraestructuras. El anuncio de fuertes emisiones de deuda pública mundial ha provocado un aumento de las pendientes de las curvas de tipos, lo cual nos aleja del caso japonés. Sin duda, una gran noticia.
En el gráfico 2 se puede observar cómo el sector público tardó varios años en implementar políticas fiscales expansivas y cuando lo hizo fue ineficaz, al no priorizar el gasto en infraestructuras y acompañarlo de medidas de liberalización de sus economías para aumentar el crecimiento potencial.

ConclusionesAunque en la actual crisis también hay deflación de activos, por fortuna hay muchas diferencias que alejan el caso japonés del escenario central, aunque el riesgo sigue existiendo. La principal es que al ser una crisis de activos, el desplome de los mercados, especialmente de las bolsas, ha hecho que la sociedad sea consciente de la gravedad de la crisis y ha favorecida la acción de los Gobiernos.
Las primeras medidas han sido apuntalar el sistema financiero y recapitalizar a los bancos más afectados, pero ahora ha llegado la hora de la política fiscal. En las últimas décadas el paradigma liberal del minimalismo público «menos estado es más» ha primado la rebaja de impuestos. A partir de ahora, la incertidumbre es máxima y la bajada de impuestos puede ser destinada por las familias al ahorro, por lo que replicaríamos la trampa de la liquidez keynesiana que ha asolado Japón.
El gasto público tiene un efecto multiplicador y acaba arras-trando al sector privado al reactivar el empleo y las rentas salariales. Lo relevante es tener presente que el Estado no puede suplantar al sector privado permanentemente y que debe priorizar el gasto en infraestructuras. El anuncio de fuertes emisiones de deuda pública mundial ha provocado un aumento de las pendientes de las curvas de tipos, lo cual nos aleja del caso japonés. Sin duda, una gran noticia.
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